Dios ha llamado en forma especial a la Iglesia Adventista del Séptimo Día a vivir y a proclamar al mundo su último mensaje de amor y verdad (Apocalipsis 14: 6-12). Pareciera imposible el desafío de alcanzar a más de 6 billones de personas en este planeta con su mensaje del fin del mundo. La tarea es abrumadora. Desde una perspectiva humana, no parece posible el rápido cumplimiento de la gran comisión dada por Cristo en una fecha próxima (Mateo 28: 19, 20).
La tasa de crecimiento de la iglesia sencillamente no va al par de la siempre creciente población mundial. Una evaluación honesta de nuestro impacto evangelizador actual en el mundo y en nuestro territorio, nos lleva a concluir que a menos que se realice un cambio dramático, no terminaremos la tarea asignada por el cielo en esta generación. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, todos nuestros planes, estrategias y recursos son incapaces para terminar de cumplir la misión dada por Dios para su gloria, en esta tierra.
El desafío de llevar el evangelio al mundo no es nada nuevo. Los discípulos enfrentaron en el primer siglo este reto. Nosotros lo enfrentamos en el siglo veintiuno. La iglesia del Nuevo Testamento aparentemente tuvo por delante una tarea imposible. Pero habilitada por el Espíritu Santo, hubo en la iglesia una explosión de crecimiento (Hechos 2:41; 4:4; 6:7; 9:31). Aquellos primeros cristianos compartieron su fe en todas partes (Hechos 5:42).
La gran comisión de Cristo estuvo acompañada de su gran promesa. El Salvador les mandó a sus discípulos “que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre” (Hech. 1:4). El Salvador prometió: “Pero recibiréis el poder, cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hech. 1:8).
Hoy nosotros tenemos el mismo desafío y contamos con el mismo poder. Nuestro Dios sólo espera que reclamemos su promesa. Esta es la razón por la cual insistimos en preparar y organizar un programa bien establecido procurando: que nuestra Delegación representada por cada zona ministerial, cada distrito y cada iglesia, reciba de manera abundante el poder que necesitamos para alcanzar lo humanamente imposible.
Repitamos con entusiasmo estos tres lemas:
- Constantes en la Oración
- Atentos a la Palabra
- Para que el Mundo Sepa
“Constantes en la oración”. Promueve el Plan 777: Orar a Dios a las 7 de la mañana y a las 7 de la noche los 7 días de la semana.
“Atentos a la Palabra”. Estudia la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía. Son el mejor alimento para darle vida a tu ser interior.
“Para que el Mundo Sepa”. No te canses de hablarle a otros del pronto regreso de Jesús.
Continuamos enfatizando que cada iglesia tenga una comisión de Reavivamiento y Reforma activa. Esta analizará detalladamente y de forma más particular las necesidades propias de la iglesia. De ser posible esta comisión debe ser dirigida por el pastor local o el primer anciano de cada congregación. Asimismo cada zona ministerial debe nombrar un coordinador del plan que pudiera ser el secretario de campo. También cada distrito y hasta cada grupo pequeño debe tener un coordinador.
Mediante este programa deseamos estar en conexión con Visión un millón. Sea usted el primero en la búsqueda de las cosas espirituales. Con su llama de entusiasmo iluminará a lo que te rodeen.
Seguimos enfatizando las siguientes estrategias:
- Desarrollar una mejor ambientación espiritual al entrar a la casa de Dios. Por muchos años cuando existían menos recursos que los actuales se podía escuchar música instrumental suave preparando el ambiente espiritual antes de los cultos. El corazón del adorador debe experimentar algo especial diferente cuando llega a la iglesia.
- Promover y realizar actividades en días de ayuno que se programen. En algún momento se puede dedicar una semana de ayuno de toda la iglesia repartiendo días diferentes a las familias o personas de su congregación.
- Organizar grupos de reavivamiento y oración en cada iglesia. Dedique un día de la semana para que cada familia ore por sus vecinos.
- Enfatizar el estudio de la Biblia y el Espíritu de Profecía. Haga grupos de estudios e investigación del libro Reavivamiento entregado a cada hogar adventista. Aliente a los miembros a estudiar y discutir sobre el libro El Conflicto de los Siglos o cualquier otro libro a fin.
- Reforzar el conocimiento de las 28 creencias fundamentales.
- Lograr que a los menos el 30 % de la feligresía esté involucrada con sus dones y talentos para la evangelización. Todos tenemos algo que realizar en este programa. Que cada persona cumpla un ministerio. Mantengamos con vida a los grupos pequeños.
- Hacer uso de afiches o poster que sirvan de propaganda.
Se espera que cada miembro sea reclutado e instruido como ferviente discípulo de Jesús en el programa Visión Un Millón. Haga un modelo con un compromiso personal donde el miembro firmará y guardará como recordativo de tal responsabilidad pactada consigo mismo y con el Señor.
Reconocemos especialmente que Dios va a usar a niños y jóvenes en este último poderoso reavivamiento y los animamos a todos ellos a participar procurando a Dios para el reavivamiento espiritual en su propia vida y la habilitación del Espíritu Santo para dar a conocer su fe a otros.